Hay algo que no puedo evitar cuando dibujo, y es sentirme libre. A la vez siento esa profunda paz de haber llegado a casa. Porque ese lugar, plano y profundo, oscuro y claro es mi verdadero hogar. En el puedo crearme un paisaje acorde a mis sensaciones, un rostro amable que me mire y me acompañe, o puedo decir simplemente todo aquello que no logran transmitir mis palabras. Incluso puedo gritar, puedo quedar en silencio, puedo observar y ser observada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario