Al principio ellos son muy pequeños, y uno es grande y es el que sabe.
Luego maravillosamente, la cosa se invierte. Al final, no importa la edad, solo ese vinculo, ese espacio, esa pequeña distancia que hay entre cada uno de nosotros y el arte.
Les hable sobre arte y les mostré imágenes de Grandes maestros, les conté sus historias, sus recorridos, y su aporte universal. Pero ellos construyeron nuevas historias en las cuales cada uno de los Grandes maestros, eran pequeños niños trabajando en un taller, y luego todo terminaba en melodiosas risas.
¿De qué se trata enseñar arte? ¿cuál es la perfecta forma de mostrar un camino, de acercar una herramienta que puede cambiarles la vida?
No conozco aun esa llave, no sé si he abierto ya esa puerta, pero he percibido miradas profundas de seres maravillosos que saben que cada trazo es importante, que cada criatura creada en una hoja puede desprenderse de ella y cobrar vida.
Hoy fue un día especial, aunque todos los días en el taller son especiales. Pero hoy pude percibir la contemplación de otro ser ante la creación de su propia obra. El vinculo nacía, y de repente en breves instantes el alivio que el mundo tanto necesita se hacia presente, cálido y fuerte como lo son las cosas sagradas. Hoy pude ver en uno de mis pequeños alumnos, de mis pequeños compañeros de viaje ese transmutar de la niñez al artista, al ser que crea y busca arte.
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